Pantallas tempranas: el precio del primer contacto digital
Conocí las computadoras aproximadamente a los 6 años de edad, lo recuerdo como un momento que cambió mi vida para siempre, me fascinaron sus componentes y las diversas utilidades que se les puede dar.
Tres años después el Internet llegó a mi vida, igual que a la de muchos en mi pequeño pueblo. Supe lo que era comunicarse con alguien que estaba al otro lado del mundo. Tuve la oportunidad de ver videos aún cuando Youtube no existía. Pero lo que más me llamó la atención fueron los juegos, una variedad enorme de títulos gratis.
Desde entonces las pantallas han jugado un papel muy importante en todas las áreas de mi vida. He pasado horas y horas frente a rectángulos negros iluminados artificialmente. Eso me puso a pensar.
Tres años después el Internet llegó a mi vida, igual que a la de muchos en mi pequeño pueblo. Supe lo que era comunicarse con alguien que estaba al otro lado del mundo. Tuve la oportunidad de ver videos aún cuando Youtube no existía. Pero lo que más me llamó la atención fueron los juegos, una variedad enorme de títulos gratis.
Desde entonces las pantallas han jugado un papel muy importante en todas las áreas de mi vida. He pasado horas y horas frente a rectángulos negros iluminados artificialmente. Eso me puso a pensar.
Hoy en día los niños y niñas están familiarizados a utilizar dispositivos aún más accesibles que una computadora y en una edad todavía más temprana. No solo de una manera pasiva como nuestra generación con la TV, sino como usuarios activos, con cuentas y contraseñas propias, y en ocasiones sin supervisión consciente de los padres.
Según la Encuesta Nacional de Consumo de Contenidos Audiovisuales 2023 del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), en México el 83% de los niños, niñas y adolescentes declara utilizar internet y 68% alguna red social. El estudio no declara si el dispositivo donde consumen ese contenido es propio o de los padres, pero en otro realizado por Academic Pediatrics en EE.UU, se reveló que alrededor del 51% de niños de 0 a 8 años tiene su propia tableta o teléfono y el uso es significativo en los más pequeños, con el 64% de niños de 8 a 10 años usando YouTube y TikTok diariamente.
Me sorprendió que la estadística empiece en el año 0. Lo ideal sería pensar que un bebé de meses no tiene nada qué hacer ahí, pero la realidad es otra. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda evitar por completo el tiempo en pantalla para bebés menores de 2 años. Es lógico pensar que si un organismo internacional comparte esa recomendación es porque el problema que ataca ya es grande.
Pero esto no es nada nuevo, se puede decir que comenzó como un desafío significativo en los últimos 50 años, acelerándose drásticamente con la llegada de los dispositivos modernos. En los años 70 la televisión era el principal dispositivo, y los niños comenzaban a verla regularmente alrededor de los 4 años.
A finales del siglo XX y principios del XXI llegaron las computadoras y los videojuegos, introduciendo nuevas formas de interacción digital (muy adictivas por cierto). Los años 2000-2010 se llenaron de teléfonos inteligentes y tabletas haciendo que los dispositivos fueran omnipresentes y accesibles para los niños más pequeños.
Para cuando llegó la pandemia de COVID-19, el uso de pantallas se disparó para el trabajo, la educación y el entretenimiento, llevando a que muchos niños tuvieran varias horas de tiempo en pantalla por día en edades para nada recomendadas.
Yo mismo lo he notado en conocidos, no es agradable ver a un bebé (que todavía no pronuncia palabra) con un teléfono celular en la mano, a pocos centímetros de sus ojos y con el brillo y volumen altos. Me decepciona solo imaginarlo, pero quiero saber por qué pasa esto, qué tiene de malo y cómo puedo ayudar.
Por eso hoy comparto algunas causas, consecuencias y alternativas de solución que proponen los expertos en el tema.
1. ¿Qué orilla a los padres a permitir que su bebé pase tiempo frente a una pantalla?
Son muchas las razones y cambian dependiendo el contexto, pero en general puedo enumerar las tres principales, mismas que he visto de cerca y, al ser profesor, también he sido testigo de cómo mis alumnos fueron educados de tal forma, en ocasiones hasta los mismos padres me lo confesaban.
- Comodidad: Una pantalla encendida entretiene a un bebé por el simple hecho de emitir luz y sonido. Esto hace que el adulto “compre” tiempo para hacer tareas domésticas o simplemente no le tenga que poner atención.
- Estrés: Padres cansados por el trabajo y las presiones del día a día ven fácil darle al bebé un dispositivo como herramienta de regulación.
- Desinformación: Muchas familias no saben que no existe un tiempo “seguro” para menores muy pequeños según grupos pediátricos; o no conocen las consecuencias. Caen víctimas de la mercadotecnia digital que les ofrece apps para calmar o educar a su bebé “sanamente”.
Corto plazo (días - meses):
- Dificultades para dormirse y sueño fragmentado: La luz y la estimulación afectan la melatonina, hormona natural que el cerebro produce para regular el ciclo de sueño-vigilia.
- Menor atención a interacciones humanas: Menos contacto visual y disminución de la respuesta social inmediata.
- Reemplazo de juego activo y exploración: Se pierden las oportunidades de aprendizaje sensoriomotor (proceso que integra la información sensorial con las respuestas motoras para desarrollar y refinar habilidades físicas y cognitivas).
- Retrasos en lenguaje y alfabetización emergente, por menos interacción verbal y menor práctica comunicativa. Estudios y revisiones lo asocian a mayor exposición.
- Menor desarrollo motor grueso por sedentarismo (menos gateo/juego).
- Problemas de sueño persistentes y cambios en rutinas (que retroalimentan dificultades de atención y estado de ánimo).
- Asociaciones con peores resultados académicos en algunos tipos de pantallas (TV, videojuegos) y mayor riesgo de problemas de atención y salud mental según meta análisis y estudios longitudinales.
- Hallazgos de estudios con imágenes cerebrales (DTI) que relacionan más tiempo de pantalla en preescolares con menor integridad micro estructural de la materia blanca en vías del lenguaje (posible impacto en lenguaje/lectura). No es prueba causal absoluta, pero es señal de alarma.
- Mayor riesgo de sobrepeso/obesidad ligado al sedentarismo y hábitos alimentarios asociados.
Existe evidencia y consensos de sociedades pediátricas y la OMS con medidas prácticas—algunas inmediatas, otras de hábitos familiares. Lo más importante aquí es que si tienes hijos tomes en cuenta estas medidas o las compartas con quienes más las necesitan.
Reglas y límites efectivos (prevención):
Reglas y límites efectivos (prevención):
- 0 pantallas recomendadas para menores de 2 años. Muchas guías amplían esa recomendación hasta 0–6 años para exposición recreativa (la AEP en España aconseja evitar pantallas en 0–6 años cuando sea posible). Para otros grupos de edad, seguir la guía por edades.
- No usar pantallas como calmante habitual: reemplace por alternativas (canción, contacto físico, juguete sensorial). Si se usa, que sea excepcional y breve.
- Rutinas sin pantallas en la casa: comidas, antes de dormir y juegos interactivos con adultos sin dispositivos.
- Calidad por encima de cantidad (si se permite algo).
Remedios si el bebé ya fue expuesto bastante:
Como hemos visto, el escenario a futuro parece desalentador tomando en cuenta lo rápido que avanza la tecnología digital y la industria del entretenimiento. Cada día es más difícil para un papá y una mamá captar la atención de sus hijos cuando compiten con industrias multimillonarias y un sistema que nos empuja a estar cada vez más conectados con todo, excepto con la familia.
A manera de conclusión y como recurso valioso adjunto esta plática por el Doctor en Neurociencia Michel Desmurget en colaboración con BBVA Aprendemos Juntos, en donde se advierte cómo afectan las pantallas a los más chicos. No dudes en compartirla para que los papás de tu círculo se mantengan informados.
- Aumentar la interacción humana: hablarle más, leerle, cantar, juegos de imitación y juego libre. Esto estimula el lenguaje y funciones ejecutivas.
- Establecer una “desintoxicación” gradual: reducir pantallas inmediatamente en lo posible; sustituir por actividades guiadas (libros, bloques, paseo). La coherencia de los adultos es clave. Sé ejemplo.
- Revisar sueño y alimentación: normalizar horarios, apagar dispositivos 1–2 horas antes de dormir (mejor aún: no hay pantallas en el dormitorio).
Como hemos visto, el escenario a futuro parece desalentador tomando en cuenta lo rápido que avanza la tecnología digital y la industria del entretenimiento. Cada día es más difícil para un papá y una mamá captar la atención de sus hijos cuando compiten con industrias multimillonarias y un sistema que nos empuja a estar cada vez más conectados con todo, excepto con la familia.
A manera de conclusión y como recurso valioso adjunto esta plática por el Doctor en Neurociencia Michel Desmurget en colaboración con BBVA Aprendemos Juntos, en donde se advierte cómo afectan las pantallas a los más chicos. No dudes en compartirla para que los papás de tu círculo se mantengan informados.
https://www.youtube.com/watch?v=Yc-1BOcNtc0&t=173s
REFERENCIAS:
Asociación Española de Pediatría (AEP). (2024, 5 de diciembre). La AEP actualiza sus recomendaciones sobre el uso de pantallas en la infancia y adolescencia. Madrid, España. Recuperado de https://www.aeped.es/sites/default/files/20241205_ndp_aep_actualizacion_plan_digital_familiar_def.pdf
UNICEF. (2023, 26 de junio). Los bebés necesitan humanos, no pantallas. Recuperado de https://www.unicef.org/costarica/historias/los-beb%C3%A9s-necesitan-humanos-no-pantallas
García, S. V., et al. (2022). El uso de pantallas electrónicas en niños pequeños y… [Artículo completo]. Revista de Pediatría, (…). Recuperado de https://www.scielo.org.ar/scielo.php?pid=S0325-00752022000500011&script=sci_arttext
Garavito‐Sanabria, P. S. (2022). Efectos deletéreos en el desarrollo de los niños a causa del uso inadecuado de pantallas. Revista Colombiana de Pediatría, (…). Recuperado de https://www.scielo.org.co/scielo.php?pid=S0121-03192022000300105&script=sci_arttext
Díaz Cuesta, J. F. (2024). Exposición prolongada a la televisión en niños y jóvenes. Revista Española de Salud Pública, 98. Recuperado de https://www.scielosp.org/article/resp/2024.v98/e202409051/
Asociación Española de Pediatría (AEP). (2022). Plan Digital Familiar: ¿Cómo gestionar el uso de pantallas y dispositivos móviles de nuestros hijos en casa? Madrid, España. Recuperado de https://www.aepd.es/documento/premio-buenas-practicas-educativas-2023-mod-b-asociacion-espanola-pediatria.pdf
Vera, L. A. L. (2021). Uso de dispositivos móviles por parte de lactantes y niños pequeños: recomendaciones. Revista Latinoamericana de Estudios en Educación Infantil, (…) Recuperado de https://www.redalyc.org/journal/4260/426070530009/html/
Nanny-Care. (17 de diciembre de 2024). Pantallas y bebés: ¿qué dicen los expertos? Recuperado de https://www.nanny-care.com/es/noticias/187-pantallas-y-bebes-que-dicen-los-expertos
Children’s Primary Care Medical Group / American Academy of PediatricsChildren’s Primary Care Medical Group. (24 de marzo de 2025). Más allá del tiempo frente a la pantalla: Guía para padres sobre el uso de medios. Recuperado de https://healthhub.cpcmg.net/docs/es/beyond-screen-time
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